Las esteticistas nos formamos para realizar tratamientos faciales y corporales con el fin, no solo de embellecer, sino de cuidar de la salud estética de las personas. Adquirimos conocimientos sobre nutrición, cuidado de la piel, masajes, semiología estética y el uso de aparatología profesional. Aprendemos a identificar las señales para saber si tu piel necesita hidratación o nutrición por ejemplo y podemos reconocer afecciones y anomalias que siempre te recomendaremos enseñar a tu dermatólogo lo antes posible, ganando un tiempo precioso.
Todas las actuaciones que se realizan en el centro de estética, ya sean tratamientos, asesoramiento profesional o venta de productos, deben estar regidos por las normas de deontología profesional, en las que prima la ética y la protección de la privacidad del/la cliente.
Algunas de estas normas son:
– Mantener la honestidad profesional, explicando claramente al cliente lo que puede esperar del tratamiento, sin falsas promesas.
– Respeto a las personas, ya sea clientes o compañeros/as de profesión.
– Seguir escrupulosamente la Ley de Protección de Datos y guardar el secreto profesional.
– Conocer y respetar los límites de la actuación profesional.
– Colaborar con otros profesionales de la profesión, sanitarios o de otra índole.